lunes, 9 de marzo de 2009

Los “cirujanos” de la Policía se hacen sentir en Bonao

domingo, 08 de marzo de 2009
El sábado 21 de febrero, Ramón Leonardo Báez de 27 años, fué atacado por policías de Bonao que le dieron dos disparos en cada pierna
Alberto Rosario / Clave Digital
BONAO, República Dominicana.- Los niños duraron una semana arrojando arena sobre la sangre que reaparecía sobre la calle sin pavimento, insistente, tras cada llovizna. Finalmente la mancha roja se desvaneció, pero en el barrio María Auxiliadora, de Bonao, la gente recuerda con exactitud y pesar el hecho que la produjo:

“Esto estaba lleno de policías. Primero le tiraron por los pies. Después un policía bajó del jeep y le dio el último, en la cabeza, y se le salieron los dientes y los ojos…” Estas son las palabras de un pequeño de siete años que narra cómo el pasado 8 de enero un grupo de agentes policiales mató de 20 disparos a José Miguel Moreta, de 22 años.

Cuenta que los policías le hablaban fuerte a su víctima, que tras cada disparo preguntaban si le dolía y que duraron más de una hora para darle el tiro de gracia.

Narra el hecho con precisión y con la coherencia que permite su edad: se toma la licencia de interrumpir el curso lógico de su propio relato para contar el final muchas veces. Otra niña de apenas tres años también presenció una acción similar: vio el cuerpo de su tío Rafael Ernesto Rosario descender por la escalera en forma de espiral que conduce a los dormitorios de su casa. Los agentes, que le habían disparado minutos antes, lo bajaron a patadas.

Junto a la escalera, en el mismo rincón en que el pasado 14 de febrero quedó el charco de sangre, están apoyadas las muletas que habían acompañado al joven durante los últimos meses, pues en septiembre del año pasado había sido baleado por una patrulla policial que lo dejó parapléjico. Los detalles de este primer ataque los cuenta el hermano de la víctima, Joel Palosky Rosario, de 27 años.

Refiere además la historia de Nelson Antonio Mota, un hombre de más de 40 años que estaba con su hermano Rafael Ernesto, cuando fue baleado, y que también recibió tres disparos, dos en la pierna izquierda y uno en la derecha.

Mientras reseña los casos, Joel hace rotar entre sus dedos el palo que le sirve de muleta desde octubre del año pasado, cuando también recibió tres disparos que dañaron su rodilla derecha.

Estas muertes violentas perpetradas por agentes policiales, y la aplicación del denominado método de “Los Cirujanos” (práctica mediante la cual los policías disparan a los presuntos delincuentes en las extremidades inferiores con el fin de dejarlos paralíticos) han tomado auge en Monseñor Nouel en los últimos seis meses.

Arquímedes Reyes, representante de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en la provincia, denuncia que en el último semestre más de 30 jóvenes han sido atacados con este método. Asegura que se trata de una estrategia institucional y que los agentes policiales que atacan a tiros a un presunto delincuente son recompensados con tres días libres.
ALGUNOS CASOS
6 de enero: Alexander Espinosa Abreu, de 22 años. Recibió disparos en ambas piernas. El mismo día Domingo Mejía fue baleado en las dos piernas y el brazo izquierdo.

7 de enero: Aunque no cita los casos, el periódico local Resplandor da cuenta de que en los dos primeros días de 2009 sumaron cinco los supuestos delincuentes heridos en las piernas por agentes policiales.

8 de enero: Fueron heridos de bala en las extremidades Elionito Martínez, de 23 años, y Ramón Antonio Canela, de 29. Este mismo día la Policía acribilló (con más de 20 disparos) a José Miguel Moreta.

14 de enero: Cae herido en ambas piernas Raúl Rodríguez Beato, de 22 años.

19 de enero: Juan Pablo Ramírez, de 27 años, recibió cuatro disparos, dos en cada pierna.

22 de enero: Fue herido Gilberto Rodríguez, de 18 años. Recibió 3 balazos en la rodilla derecha, una en el tobillo derecho y uno en la mano izquierda.
El activista atribuye la culpa del auge de las prácticas de “Los Cirujanos” tanto a las autoridades policiales como al presidente de la República, Leonel Fernández: “La principal responsabilidad es del presidente de la República, que no le interesa el asunto de los derechos humanos. Es por eso que nuestro país, lamentablemente, está desacreditado en materia de derechos humanos. Porque eso no es una prioridad del Estado”.

Curiosamente, los casos de este tipo de ataques en la demarcación se hacen frecuentes a partir de la llegada a la Jefatura de la Policía Nacional del general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, un oficial que fue señalado por la CNDH como motor de esta práctica en 2003, cuando desempeñó el cargo de director de la Regional Noreste de la Policía, con asiento en San Francisco de Macorís. La mayoría de los ataques contra jóvenes que hoy están lisiados se produjeron durante el desempeño como jefe de la dotación policial de Bonao del coronel destituido Antonio Cepeda Ureña. Fue sustituido por el coronel Miguel Abréu Suriel a finales de enero, luego de salir a relucir la vinculación de diez miembros de ese equipo con el narcotráfico.

El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre Derechos Humanos de 2008, dado a conocer en enero, ya había alertado sobre la incursión de la Policía Nacional en prácticas ilícitas, obsoletas y violatorias de las leyes.

Las causas

Al margen de la discusión ya desgastada sobre si las prácticas de “Los Cirujanos” contribuyen o no a reducir los niveles de delincuencia, surgen algunas interrogantes: ¿por qué las autoridades retoman un método que, durante su apogeo, fue desdeñada por violar los derechos humanos, la Constitución y al Código Procesal Penal?

Manuel María Mercedes, presidente de la CNDH, entiende que las acciones policiales para combatir la delincuencia dependen de quien esté al frente de la jefatura policial y que la causa fundamental de que estos hechos reaparezcan o cobren fuerza es la impunidad, pues en 2003, cuando “Los Cirujanos” dejaron paralíticos a centenares de jóvenes -según estima el jurista- los responsables evadieron la justicia.

El politólogo de la Facultad Latinoamericana de las Ciencias Sociales (FLACSO) y experto en materia de seguridad, Daniel Pou, explica que la incursión de manera cíclica en prácticas que en otro momento han sido consideradas obsoletas refleja un evidente desgaste de la institución policial que, con sus acciones, se mueve en una trayectoria circular y va recogiendo y aplicando sus viejos errores.

“Aquí no ha habido una decisión del Estado con peso político para hacer una verdadera transformación de la Policía, para que asuma su rol con un verdadero carácter científico”, dice.

El experto asegura que los intentos de depuración en la Policía Nacional no son más que “situaciones coyunturales”. Entiende que con esto no se hace más que aumentar el costo de una institución policial ineficiente y penetrada por la corrupción. Este año, el Gobierno destinará más de RD$18.3 millones al proceso de innovación y transformación policial, más de RD$127.1 millones a la formación policial y RD$17.6 millones a la integración de la Policía Nacional con la comunidad, según se contempla en Presupuesto Nacional.

¿Es una solución? “No”, responde Pou, y habla de la necesidad de modificar la esencia de la institución y re-orientar su estructura y su política pública: “Que sea una institución transparente, manejada desde la sociedad con elementos para hacer posible que los controles internos impidan las prácticas deformadoras de la institución”, dice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario