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miércoles, 4 de marzo de 2009
La propuesta mantiene el sistema instaurado por Hipólito en 2002
De 1966 a 1996, la República Dominicana vivió bajo el nubarrón de la supuesta indispensabilidad de Joaquín Balaguer para alcanzar progreso y orden.
El caudillo se empeñó en promover esa idea, y los sectores conservadores encontraron en él su tabla de salvación ante una sociedad cambiante con deseos de democratización.
La Constitución de 1966 sirvió de bastón institucional para apoyar los escandalosos fraudes electorales que casi siempre transportaron a Balaguer a la Presidencia. Recordemos las crisis de 1970, 1974, 1990 y 1994.
La Constitución de 1994, aprobada durante la última crisis que provocó una amañada reelección de Balaguer, finiquitó la reelección inmediata, pero dejó viva la reelección no consecutiva.
Por eso el caudillo no pudo postularse en 1996, pero sí en el 2000.
La Constitución de 2002 tuvo como único objetivo restablecer la reelección inmediata para que Hipólito Mejía pudiera competir en el 2004. Se instituyó además el “nunca jamás” después de una segunda postulación para apaciguar las voces anti-reeleccionistas dentro y fuera del PRD.
En todas estas reformas constitucionales el tema de la reelección ha sido central, y lo mismo sucederá ahora con la reforma que ha sometido el presidente Leonel Fernández al Congreso.
La propuesta establece que después de un período de gobierno y una segunda postulación inmediata, un ex presidente puede postularse nuevamente siempre que haya permanecido por lo menos un período fuera del poder.
Es decir, la propuesta mantiene el sistema instaurado por Hipólito Mejía en el 2002 de una reelección consecutiva, y agrega la posibilidad de postulaciones posteriores.
Esta fórmula es lo más cercano que existe a la reelección indefinida.
Parece que el presidente Fernández no se atrevió a proponerla para evitar un gran alboroto en su partido y en distintos sectores de la opinión pública nacional contrarios a la reelección.
En términos prácticos, el asunto es el siguiente: si se aprueba la modalidad que propone el Presidente, la nueva Constitución habilitará a Fernández y a Mejía para ser candidatos nuevamente.
Por el contrario, si se mantiene el sistema actual de una sola reelección, ninguno de ellos podrá ser candidato en el futuro. Durante las transiciones democráticas en América Latina, el ímpetu inicial fue limitar las reelecciones para combatir el continuismo y garantizar la alternancia. En años recientes, sin embargo, la tendencia ha sido a restablecer el reeleccionismo. El caso más reciente es Venezuela, donde mediante referendo, se aprobó la reelección para que Hugo Chávez pueda postularse en el futuro.
Cuando los presidentes latinoamericanos buscan quedarse en el poder, recurren con frecuencia a la construcción de un liderazgo mesiánico que enfatiza su indispensabilidad para alcanzar determinados objetivos.
Por eso, la pregunta concreta que deben hacerse los legisladores dominicanos sobre el tema de la reelección es la siguiente: ¿Son Leonel Fernández e Hipólito Mejía indispensables para el desarrollo de la República Dominicana?
Si la respuesta es negativa, entonces se debería mantener el sistema actual de permitir una sola reelección inmediata.
Siempre he apoyado un sistema electoral que permita una reelección presidencial inmediata para que la ciudadanía tenga la posibilidad de extender por un período la gestión de un presidente que evalúe positivamente.
Pero un excesivo reeleccionismo, como introduce ahora el proyecto de reforma constitucional, fomenta el personalismo y el caudillismo, y ambos son contrarios a la institucionalidad que requiere el afianzamiento de la democracia.
Antes de aprobar más reelección, los legisladores dominicanos deben pensar en el efecto nefasto que tendría en sus partidos, porque sin dudas, las postulaciones futuras de Fernández y Mejía dificultará el surgimiento de nuevos líderes.
A los legisladores del PLD y el PRD les ayudaría verse en el espejo del PRSC, un partido que ha sucumbido en gran parte por el legado del personalismo y el continuismo que le dejó Balaguer.
De 17,433 estudiantes inscritos; 5,135 reprobaron los exámenes académicos
Cerca del 30% de los estudiantes que se inscribieron este semestre en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) no pasaron las pruebas de medición académica, por lo que fueron remitidos al Plan de Estudios de Nivelación para reforzar sus deficiencias en la comprensión lectora, matemática básica y solución de problemas.
La directora de Admisiones, Gloria Madera, reveló que de 17,433 estudiantes inscritos; 5,135 tendrán que realizar cursos de reforzamiento durante todo el semestre, al final del cual serán evaluados para determinar si se pueden integrar a sus respectivas carreras.
La maestra sostuvo que hasta el 70% de los muchachos que llegan a Nivelación egresan de liceos nocturnos, donde no se imparten las horas de clase que establece el calendario. Además, dijo que asisten a la segunda convocatoria de Pruebas Nacionales.
El semestre pasado hicieron cursos de nivelación 3,200 estudiantes de los más de 25,000 que se inscribieron en la academia estatal.
La mitad de los alumnos inscritos en Nivelación son de Santo Domingo (2,533); mientras que los restantes asisten a los centros regionales: San Francisco de Macorís (459); Santiago (372); La Vega (97); Barahona (257); San Pedro de Macorís (27); San Juan (256); Mao (218); Nagua (225); Hato Mayor (52); Higüey (152); San Cristóbal (53); Bonao (334) y Puerto Plata (100).
Inauguran oficinas. La universidad estatal inauguró las instalaciones de la Oficina General de Admisiones (OGA) que tramitará los casos de alumnos de nuevo ingreso y que están ubicadas en el primer y segundo nivel del edificio del Colegio Universitario (CU) del recinto de la sede. En las reparaciones, la academia invirtió más de RD$1.6 millones.
La frase
Gloria Madera
Nuestro sistema educativo no está formando para pensar sino que esencialmente tenemos una enseñanza basada en la memorización, lo que crea lagunas”.
Encuestados prefieren a MVM para dirigir PRD
Tres encuestas elaboradas por firmas nacionales y extranjeras favorecen al ingeniero Miguel Vargas Maldonado para la presidencia del PRD.
Miguel Vargas encabeza el favor de la simpatía perredeísta para ser elegido como presidente del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, conforme reflejan los datos de encuestas realizadas por las firmas Centro Económico del Cibao, CID Latinoamérica y Mercado y Cuantificaciones. Vargas encabeza también ampliamente la preferencia perredeísta para ser elegido candidato presidencial del PRD en las elecciones de 2012. Los datos están contenidos en un espacio pagado en esta edición.
En el estudio realizado por Mercado y Cuantificaciones, del 16 al 20 de enero del presente año, con un margen de error de más o menos un 3.8%, Vargas contaba para ocupar la presidencia del partido con el apoyo de un 78.8%, contra Emmanuel Esquea, con un 12.4%; Ramón Alburquerque 3.4%.
La CID Latinoamericana fue realizada del 6 al 13 de febrero, cuando Vargas encabezaba con 80.9%, seguido por Ramón Alburquerque, con 9.1%; Emmanuel Esquea, con 5.0%. Esta encuesta tiene un margen de error de un 2.8% y 95% de nivel de confianza.
La investigación realizada por el Centro Económico del Cibao, fue hecha del 14 al 17 de febrero, y en la que Vargas obtiene un 87.2%, Esquea es favorecido por el 6.3%, Alburquerque por el 3.9%, otros el 1.9%. Un 0. 7% ninguno. En las tres investigaciones Vargas también supera para ser el candidato a la presidencia de la República al ex presidente Hipólito Mejía, a Luis Abinader y a Ramón Alburquerque, resultando el ex candidato presidencial perredeísta con 84.8 en la de Mercadeo y en la de Mercado & Cuantificaciones.
La clave
Candidatura del 2012
En la encuesta de CID latinoamericana Miguel Vargas aparece con con 83.2% y en 87.5 en la del Centro Económico del Cibao, que es la más reciente. Mientras, Hipólito Mejía obtiene 6.4, 5.8 y 7.4% respectivamente. Abinader 3.8%, 5.0%, 1.3. Alburquerque logra 2.4%, 3.0 y 2.4. Las encuestas fueron hechas a personas que aparecen en el padrón del PRD o que al ser preguntadas se identificaron como perredeístas.